martes, 2 de diciembre de 2008

LA CAJITA DE NACAR

¡Qué estrecho y largo el día
si no me rozan tus palabras!
Hueco como rosario que repite
y monótono como el asfalto.
Cómo esconder los minutos,
y los gestos a nadie,
y las sonrisas nonatas
que no sabemos asomar.
Tras de tí sólo quedan
vagones en vía muerta,
toros despuntados como bestias lentas,
y ecos improcedentes
que huelen a lirio desbravado.
El día es largo y estrecho
como pasillo contumaz
que siempre empieza,
como calleja húmeda
que nadie quiere pisar,
como catedral de incienso
que ya no espera a nadie.
Pero has vuelto a mi paisaje,
has regresado temprano a mi mano
que alcanza tu presencia.
Sólo por eso vale la pena
que te alejes y vuelvas.