¿Quién es el dueño del paisaje,
de los colores, de las materias?
¿Quién es el débil?
Chillida esculpía en el aire, en los huecos que forma la materia, en los suspiros del vacío. En este caso, no se sabe si la mar está ocupando un espacio que no le pertenece; no se sabe si lo hace de forma voluntaria e, incluso, si toma conciencia de ello. El hombre y su obra forman parte también de la naturaleza, de los paisajes cotidianos o por cotidianeizar y de la expresión de sí mismo. Así pues, el vacío es de aquel que lo ocupa, del que le da contorno y, por tanto, visado de existencia. La pregunta es si esta okupación es permisible a riesgo de transgredir las propias fronteras del vacío.