lunes, 3 de marzo de 2008

EL APRETÓN

¡Ay señor!, qué malísimo se pasa
cuando en plena calle te da un apretón.
Llega sin avisar, sin invitación
y encima te pilla lejos de casa.
Qué absurda resulta esta situación:
uno no sabe si pararse o correr,
mides lo que te cuesta a casa volver,
buscas bares donde calmar tu aflicción.
Si te pones tenso puede suceder
la catástrofe que casi presientes.
Más, relajado, verán los presentes
sin duda, lo que tú quieres esconder.
Aprietas culo, aprietas paso y dientes
pensando que como en casa no hay nada
y vuelas de forma desesperada
hasta la casa de unos parientes.
Más, ¡ay la dicha desafortunada!
¡Ay la dichosa y torpe parentela!
Mira que haber salido hoy la abuela
a merendar con su querida ahijada.
Ya no puedes por más tiempo aguantarte.
Ya está saliéndote la berenjena.
Tienes los ojitos como un chino.
Y en estas que vienen a saludarte,
y tú, con un aspecto que das pena,
le saludas: "buenas tardes, vecino".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y cuando por fin llegas a casa, levantas la tapa y sueltas... la tapa ha caído y el pastel, líquido por más señas, queda ahí "chodeando" y ya no sabes si abrirte las venas.
(caso verídico a un amigo)
Paciencia, que no queda otra!.
Lur

Anónimo dijo...

tas pasao cuñao. Manolito