sábado, 1 de marzo de 2008

HE DEJADO LA HUELGA A LA JAPONESA.

Hola Nacho, hola jefe. ¿Cómo estás? ¿Cómo estoy?
Es una pasada, corazón del corazón de la razón.
Esto ya es una entrada de blog muy íntima.
Recordad que he cambiado mi perspectiva de los blog (ver anterior entrada)
¡Mira que he estado mal!
Si hubiera permitido crecer cinco minutos más cada crisis de esas ideas que llaman autolíticas,
ahora estaría incinerado, y mis cenizas abrazando al ataud podrido de mi querido padre en "Camplengo".
¡Vaya cagada que fue mi último año en Llanes!
Qué agobio, qué desesperanza, qué huída hacia delante/hacia atrás/hacia ninguna parte.
Qué fraude me sobrevino. Qué puñado de traiciones/perplejidades me cayeron encima con el estrépito de un folio que se rompe. O incluso mil folios que se rompen.
¿A qué cúmulo de lágrimas me llevó "elputocancerdeloscojones"?
Ya me da igual. Aprendí a enfrentar la muerte. Antes me jodía en lo más hondo. Ahora solo me cabrearía sumamente. Es imposible sufrir un dolor cuando se conoce a Lurdes.
He encontrado a la mujer de mi vida. Ninguno de los dos nos buscábamos y sin embargo, ámbos teníamos una deuda pendiente con el pasado y el destino.
No compartimos todas las cosas y no obstante sabemos como administrar las ausencias, las noches de luna, los infiernos, los ramos de flores que nos hablan calladitos. Y hasta las palabras susurrantes que se dicen en los abrazos. Ahora soy feliz ( que ya era hora). Siempre fuí feliz a mi lado. Siempre optimista y crédulo de la vida. Crédulo siempre de la bondad que supongo a todo el mundo que mea a mi lado. Nunca he recibido tortas insospechadas hasta hace poco. Los demás recibieron el trato de una ortiga al descubierto.
Y he estado muy jodido. Soy sensible a los tremendos palos de la vida. A las tremendas tormentas rayos-truenos inesperadas y secas.
Pero he conocido a la mujer que siempre había conocido. A la persona que quise desde siempre.
A ese conjunto de rasgos que constantemente tuve en mi diario.
Y le quiero con una locura madura. Con una serenidad que da envidia. Con una pasión que a veces no sé si me sobrepasa o le sobreviene. Y es entonces cuando mando a tomar por culo mi cancer.
Ya no hablamos de ello, pero a veces pienso en ello.
No quisiera morirme sin decirle a mi vida lo más bonito que pueda escuchar en su vida.,
en mi vida.
Lurdes: te amo de tal manera que no me importa morirme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde que "nos reencontramos" me has dicho lo más bonito que he oído en mi vida.
Del resto, hablamos.
Te quiero, chavalote.
Lur