viernes, 29 de febrero de 2008

HUELGA A LA JAPONESA (1)

"Hablen, tienen tres minutos".
De vuelta del paseo
donde junté una florecita para tenerte entre mis dedos un momento,
y bebí una botella de Beaujolais, para bajar al pozo
donde bailaba un oso luna,
en la penumbra dorada de la lámpara cuelgo mi piel
y sé que estaré solo en la ciudad
más poblada del mundo.
Excusarás este balance histérico, entre fuga a la rata y queja de morfina,
teniendo en cuenta que hace frío, llueve sobre mi taza de café,
y en cada medialuna la humedad alisa sus patitas de esponja.
Máxime sabiendo
que pienso en tí obstinadamente, como una ciega máquina,
como la cifra que repite interminable el gongo de la fiebre,
el loco que cobija su paloma en la mano, acariciándola hora a hora
hasta mezclar los dedos y las plumas en una sola miga de ternura.
Creo que sospecharás esto que ocurre,
como yo te presiento a la distancia en tu ciudad,
volviendo del paseo donde quizá juntaste
la misma florecita, un poco por botánica,
un poco porque aquí,
porque es preciso
que no estemos tan solos, que nos demos
un pétalo, aunque sea un pastito, una pelusa.
Julio Cortázar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Un pastito, una pelusa...!
¡Un ramo entero te voy a dar yo a tí, huelguista!
Lur

hacefalta dijo...

Y yo a tí dos ramitos: uno relleno de pastito y pelusa. Y el otro, abarrotado de flores del querer.

Anónimo dijo...

Me acabo de dar cuenta. ¿Y a Cortazar que le den por saco?
No es justo no comentarlo por apreciarlo.
¡MÁS HUELGA A LA JAPONESA!