jueves, 18 de octubre de 2007

Llanes (II)

El amanecer no es paulatino, es un desbordamiento de golpe.
Mientras los borrachos vuelven a sus casas pisando las primeras buganvillas caídas, las gaviotas aprovechan para volver de sus refugios nocturnos, un poco más al este, en los castros de Poo.
Las gaviotas y chimborros son curiosos, aparte de enormes y poco amistosos. Se van a la "cama" en pequeños grupos e incluso de un modo discolamente individual. Cada individuo o grupo lo hace a la hora que más le apetece. He visto gaviotas trasnochadoras recogerse a la una o dos de la mañana. En cambio, vuelven a Llanes todas juntas y a la misma hora, chillándose todas a la vez como violines disonantes. No se lo que se dirán, pero es espectacular verlas revoletear sobre Llanes en círculos cada vez más pequeños, hasta diseminarse en el puerto y sus aledaños (y ponerlo todo echo una mierda, claro). Es ese estallido musical lo primero que se oye.
Pero sin duda, el sonido que más me gusta es el batir nocturno de huevos para tortilla. (¿que chorrada no?... Pues no). Os pongo en la situación más favorable: martes, cualquier día de noviembre, diez de la noche, no hay luna, no llueve pero casi, hace fresquito, calle Mayor (esa, la estrechina y larga que espero recorramos juntos), la oscuridad es más que patente pues sólo se ven algunas tenues y mortecinas luces de unas pocas ventanas, no hay nadie por la calle y el silencio es absoluto, sólo se oyen mis pasos. Casi al fondo, junto al Palacio de Gastañaga, hay una cocina encendida, la ventana abierta, la luz amarilla y ... clack, clack, clack... debe ser un plato de loza blanco, dos huevos muy muy amarillos se entremezclan entre si... chof, chof, chof... splung, splung...clack, clack, clack (los tres sonidos van juntos, en perfecta armonía).
Sonrío, me subo el cuello de mi comosellame, hundo las manos en los bolsillo, me encojo y aprieto el culo y el paso. Llego a casa, enciendo la luz amarilla de mi cocina, abro la ventana, cojo un plato de loza, un tenedor, casco dos huevos sobre el plato, miro por la ventana, y... clack,clack,clack.

4 comentarios:

PADUA Ediciones Musicales dijo...

si son muy amarillos...serán de granja...habrá que probarlos. Manolito

hacefalta dijo...

Cuando éramos unos púberes comíamos unos huevos muy amarillos y eran de cáscara blanca. Después parecía que lo fetén eran los de cáscara oscura. luego el maldito márqueting nos vendió huevos anaranjados, eso sí, con la cáscara oscura. Dios mío quiero volver a comer huevos de cáscara blanca. Que les hagan algo a las gallinas... no sé, que les den leche en vez de agua....

suchata dijo...

Pues tendremos que comprarlos en Oropesa, porque al menos a mí, me parecieron maravillosos (¿o sería el hambre tras la gloriosa jornada? porque me comí dos, que creo que no lo había hecho nunca). Llevaremos huevos de casera y a ver como salen. Menos mal que tienes platos de loza...
Cada vez me apetece más el plan.
Oiga: ¿y si añadimos a la dieta algún pixin?. Tampoco estaría mal.
Lur

PADUA Ediciones Musicales dijo...

pixin o rodaballo al horno ,frente a la playa...cualquier cosa pero siempre en buena compañía. Manolito (camino de la cama)