miércoles, 17 de octubre de 2007

No me apetece dormir aún. Madrugando el 17-10-07 (dos patitos cumple mi hijo). Cuelgas el teléfono y parece que abres un hueco de 300 kilómetros y 6 días. Luego repasas mentalmente cada expresión, cada sonrisa que supones, cada humedad involuntaria, cada ausencia que te apetece fusilar con flores y las cosas vuelven a su cauce, a la mesilla de noche donde se guardan dobladas tantas palabras de amor. No tengo pudor si digo que me pasan cosas extrañas: ella conduce y además duerme en el lado derecho de la cama. He aquí un ying y un yang. Me encanta que conduzca. Respecto al lado de la cama, diré que me importa un pimiento si puedo rozarle un brazo en sueños. ¿Y quedarme con su primera sonrisa en nuestro primer amanecer?... Me apuesto una estrella a que no hay al menos 864 cosas mejores - al menos con ella. (Nota al margen: no usar el espaciado detrás de un punto y aparte, es un cognazo). Pues no, aún no me apetece dormir. Yo pensabe acostarme con José Ramón de la Morena hablando de Fernando Alonso, pero en realidad me importan ambos un rábano (nota al margen: que ricos son los rabanitos. Mañana compraré un paquete). ¿Sabes lo que me pasa querido Bloggy? pos na, que estoy muy agustito escribiéndole/escribiéndome. Es incluso algo mejor que prolongar una llamada telefónica, porque aquí no sientes el tremendo desamparo de los silencios. Aquí disfrutas de ellos como un crío que mordisquea un melocotón chorreante. Ahora me callo y pienso en ella.................... Ahora le digo que le quiero, que me gusta, que le añoro, que me enorgullece pasear de su brazo, que admiro muchas cosas de ella, que canta bien, que hace un pollo delicioso (supongo). Ahora me callo otra vez para reencontrarme con su cuerpo, con sus ojos de nacar oscuro, con su nariz sensata y decidida, con su boca más que boca............(silencio, caladita al cigarrillo y sigo)................................ Pues no sigo. Es hora de silencio. La mar debe estar bella, pues no la oigo bramar con esos bagazos que parecen querer sacudirnos de la pereza. Voy a prolongar el silencio hasta mañana. Voy a pensar en ella mientras se me cierran los ojos. Luego soñaré con ella de una manera serena, como el caer las hojas en otoño. Por cierto, ¿en otoño las hojas desnudan árboles ó visten las aceras?

2 comentarios:

suchata dijo...

A la última pregunta, creo que se quitan el manto para que lo pisemos nosotros; es un detalle. Al resto del texto, no puedo contestar. No tengo palabras (y mira que es raro en mí). ¡Inenarrable!.
De besines nada, besazos y punto.
Lur

hacefalta dijo...

Ahí te he visto bien Lur. En efecto, es un detalle de los árboles el que nos dejen pisar su manto. Ese crujido calentito que nos permitía ir al cole un poco más arropados en aquellos interminables días de otoño. Eran larguísimos... quedaba tanto para la siguiente primavera (aunque no fuera en Praga)...