jueves, 3 de abril de 2008

EL CALYPSO Y LA MADRE QUE LO PARIÓ.

Siempre fuí muy impaciente. No disfrutaba de la comida porque en el primer plato ya estaba pensando en el postre. No disfrutaba de los parques de atracciones porque sentado en la montaña rusa ya estaba deseando que acabara para montarme en los coches de choque. No disfrutaba de la vida porque siempre pensaba en el futuro (menos mal que al fin llegó). Un día me compré una maqueta del Calypso de Cousteau. Llegué a casa y enseguida la desembalé. Primer paso: quitar todas las piezas de su odioso y resistente soporte de plástico. Segundo paso: unir con pegamento toda la eslora del casco de estribor con el de babor. Hecho. Tercer paso: Dejarlo secar. Primer error: me salto el paso 3º y me voy derechito al paso cuarto: pegar la cubierta sobre el casco. Fatal, el casco aún no se me había pegado y estribor resbalaba por babor y viceversa. El pegamento rebosaba por todo el casco, la cubierta, mis manos y la mesa de la cocina. A partir de aquí me salto todos los pasos y empiezo a pegar las cosas a toda pastilla: el puente, los mástiles, los botes salvavidas, la cubierta del helipuerto, el helicóptero... al menos estaba ya todo en su sitio, de modo endeble por el pegamento fresco y chorreante, pero en su sitio (he de reconocer que los mástiles quedaban bastante torcidos). Llega la segunda fase: el pintado del buque. ¡Dios mío, qué desastre! Lo pinté todo de golpe, sin dejar secar ninguna pieza previamente. Mis huellas digitales iban quedando impresas a lo largo de toda la embarcación. El helicóptero, al no haberse secado la cola, se movía por todo el barco cada vez que acercaba el pincel con la pintura adecuada; las líneas de flotación eran absolutamente desiguales y curvas... Última fase: la decoración definitiva. Había una pegatina de una sirena que había que colocar no sé donde. Yo tenía los dedos pringosos y sucios del pegamento y la pintura. Claro, la pegatina se me dobló en sí misma cuando la despegué del papel. Al desdoblarla le corté un brazo a la sirena. Al pegarla no se sabía lo que era: lucía torcida en donde no era... De los cables ni hablo.... Pero eso sí, esa noche me fuí a la cama con la satisfacción de haber culminado la obra. Pena de foto...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hubiera gustado ver la cara de tus padres ante tal desaguisado, je je.
De regalo para tu cumple, a ver si encontramos algún puzzle ó barquito como aquél y vemos como vas ahora de paciencia...
Besitos, Lur

lauritalafantastica dijo...

o sea que no es el de la foto, ya decía yo que parecía muy curiosín...Je, Je... yo a veces también soy así, barullona, pero tiene su utilidad para ciertas cosas, hay que saber aprovecharse a una mismna!

Anónimo dijo...

un barco pa viajar en sueños. Manolito

Anónimo dijo...

Antonella (antonella_b@live.com)

Holaa!! Mi papa se muere por conseguir una maqueta del calypso.. yo creo que si la arma ya puede morir en paz.. podrías indicarme donde la conseguiste? quisiera sorprenderlo regalandosela para que la arme.. yo vivo en capital federal y mi e-mail es antonella_b@live.com

Muchas gracias!