miércoles, 9 de julio de 2008

ME ENCANTA LA SOPA

Me gusta la mar, porque es como una sopa de pescado sin cocinar.
También me gusta porque suena de muchas maneras y es transparente y azul, o verde, a veces, según le dé.
Me gusta cuando no se ve la otra orilla, la de enfrente, la que está habitada por personas que se hacen la misma pregunta: ¿me estará mirando ahora alguien desde el otro lado.
No me gusta que sea profunda porque padezco de vértigo. Tampoco me gustan las marejadas porque se desordena mucho aquello. Odio que desde los barcos meen en mi sopa de pescado sin cocinar.
Me encanta ver llover en ella porque es como verla comer. ¡Qué bien me come, a veces, mi sopa de pescado sin cocinar.
Las tormentas que la crujen son también bonitas, y los relámpagos enfriándose en ella, y el tronar avanzando millas sobre su lomo.
Me parece precioso cuando se coloca peinetas de arcos de iris.
Me gusta que no se vaya nunca. Me gusta porque puedo mirarla sin cansarme. Me gusta porque me quedo en silencio (me gusta el silencio) y pienso en cosas dispares.
Me gusta que el viento la rize y me salpique de salitre. Me gusta como huele.
Disfruto encima de ella, disfruto debajo de ella oyendo mi respiración.
Me encantan sus charcos de bajamar, porque son como niños que deja unas horas en la guardería de la playa.
Son bonitas las puntillas de encaje que deja en la arena mi sopa de pescado sin cocinar.
Me gusta que me despabile. Que me arrulle con nanas tenues y frescas.
Me gusta su puntualidad a la hora de cambiar los paisajes litorales, las accesibilidades que nos deja y su grandeza intrínseca y apabullante.
El día que suframos un calentamiento terrible y global, podremos comer sopa de pescado cocinada. Casi prefiero una Vichisoisse.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

All I can say is nothing because your blog is not interesting to read.

lauritalafantastica dijo...

si pones lo de la palabrita rara no se te cuelan las maquinitas esas que hablan en inglés y luego venden cosas.
Por otro lado, qué poesía! tú a la mar y yo a la montaña! ya era hora que pusieras algo, fiyín.
Te has fijado que nos encanta el silencio que no es tal? en el fondo es el silencio humano, en el que la naturaleza suena, lo que nos gusta. Porque la mar, suena, de silencio, nada.

Anónimo dijo...

Me encanta lo de los charcos en bajamar... nunca lo hubiera pensado. Precioso, chaval.
¡Será tontaina el lotto ése!
Me gusta mucho tu blog; que lo sepas.
Besitos,
Lur

hacefalta dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Siempre me ha gustado la mar, porque siempre la he tenido delante de los ojos y de la esperanza.
Es verdad, Laurita, los sonidos humanos son por lo general insulsos, desde luego nada comparables con los de la naturaleza.
MAÑANA PA LLANES.....BIEEEEEENNNN.