martes, 31 de marzo de 2009

BOCETOS

Soplaba un ligero nordeste y aunque la mañana estaba despejada hacía bastante frío. Un día sano, que diría mi padre. Deslicé las manos en los bolsillos de mi chubasquero en un acto instintivo de protección, acariciando objetos cotidianos y de máxima familiaridad. En el izquierdo el llavero de Loewe con todas sus llaves ordenadas racionalmente para su uso: la del portal, la del buzón, la del cerrojo y la de casa; el teléfono móvil, esta vez demasiado inmóvil, demasiado callado, demasiado inerte. En el derecho el tabaco: un paquete de habanos abierto y otro cerrado para por si acaso; un mechero de propaganda de un bar donde nunca estuve y la nota escrita apresuradamente en un trozo de un sobre vacío del Banco Popular: calle Gutierrez de la Gándara, número catorce, primero izquierda.

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